Todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro redentor. Celebremos, invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del Cielo. ¿Qué se acostumbra hacer este mes?
· Ofrecimiento de flores a la Virgen.
Este es el mejor regalo que podemos hacerle a la Virgen. Regalar flores es una manera que tenemos las personas para decirle a alguien que la queremos mucho. A la Virgen le gusta que le llevemos flores y, también, si se puede, le podemos cantar sus canciones preferidas Para dar mayor solemnidad al Ofrecimiento, los niños pueden ir vestidos de blanco, símbolo de pureza.
· Reflexionar en los principales misterios de la vida de María
Reflexionar implica hacer un esfuerzo con la mente, la imaginación y, también, con el corazón, para profundizar en las virtudes que la Virgen vivió a lo largo de su vida. Podemos meditar en cómo María se comportó, por ejemplo, durante: -la Anunciación -la Visita a su prima Isabel -el Nacimiento de Cristo -la Presentación del Niño Jesús en el templo -el Niño Jesús perdido y hallado en el templo -las Bodas de Caná -María al pie de la cruz.
· Recordar las apariciones de la Virgen.
En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.
· Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son:
1. Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
2. Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
3. Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
4. Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
· Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres
María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.
· Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.
María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.
· Vivir una devoción real y verdadera a María.
Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
a. Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.
b. Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
c. Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
d. Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
· Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.
La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Caeli, la Consagración a María y el Rosario. Cantar las canciones dedicadas a María: Que nos ayudan a recordar el inmenso amor de nuestra madre a nosotros, sus hijos Treinta días de oración a la Reina del Cielo
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